Sunday, January 18, 2009

Mis tacones y tus inviernos...

Han pasado más de dos años desde que un día decidí escribir por primera vez algo en la red, dejándolo colgado en el infinito, como si el hecho de que estuviera allí me hiciera ser algo más de lo que siempre he sido, como si el hecho de escribirlo lo hiciera más grande, o más pequeño, según el caso...
Llegué aquí después de mucho tiempo de lectora pasiva y oculta, metiéndome en la vida de los demás, sin decir nada, sin opinar, aunque teniendo opinión, como siempre... Más tarde, en algún momento, me decidí a aportar mi pequeño granito, diciéndole algo al perdido Nepomuk, al que no encuentro (y del que espero que esté bien). Me he dado cuenta de que soy adicta a leer a algunas personas, a las que no conozco y de las que no sé nada, y que por supuesto, no saben nada de mi existencia.
Hay personas por aquí que me hacen sonreír. Que me hacen buscar todos los días su presencia, y que hacen que algo se agite en mí cuando no les encuentro... Dentro del universo de internet, no conozco a nadie, y nadie me conoce. Y no existo. Y no importo. Pero a veces, leyendo a esas personas, me siento mucho menos sola...
Sólo hay una persona a la que leo y a la que conozco. Él me dejó hacerlo, y sabe que lo hago, supongo, aunque ahora casi no hablemos y no nos veamos. Normalmente no pasa, pero hay días, como hoy, en que veo en lo que escribe lo que veo cuando todo esta bien y me abraza. Por eso le quiero. Aunque nunca le quiera bien. Aunque nunca salgan las cosas por mi culpa. Aunque siempre llegue tarde, y ya no valga intentarlo....
Pero me hace sentir orgullosa. Y me aterra que todo eso le pase sin mi. Simplemente eso...